El Barcelona ha hecho historia, más de lo que ya había hecho antes, al haber conseguido salir campeón de la Súpercopa española por un marcador global de 5-0. Su rival, el Sevilla, no pudo poner mucha oposición, por lo que nos correspondería a usted y a mi, estimado lector, intentar analizar el por qué de este suceso histórico para el fútbol de España.
Se podría justificar, y quizás hasta entender la derrota, si asumimos la posición de que el Sevilla es un equipo que atraviesa un pleno proceso de reconstrucción. Su nuevo entrenador, Jorge Sampaoli todavía le está dando identidad a un equipo que, ni siquiera el año pasado, pudo competirle a equipos de talla grande como lo son el Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid. Por lo que se puede comprender la difícil situación que atraviesa un club -El Sevilla- que tiene que lidiar, entre todo, con salidas importantes como la de su capitán Coke, o su mejores mediocampistas, Banega y Krychowiak.
Por consiguiente, no se entiende la desesperación de la afición andaluza a la hora de criticar duramente la dirección de Sampaoli cuando, en tan poco tiempo, es imposible haber adaptado a estos nuevos jugadores a su estilo particular de juego de toques y apertura de bandas, como jugó la selección chilena durante la estadía del técnico argentino.
El Barcelona, por su parte, ha encontrado -y recuperado- a Arda Turán, quien fuese fichaje estrella del club la temporada pasada. Así como también una versión muy interesante de Sergi Roberto en el lateral derecho para suplir la salida, hacia la Juventus, de Dani Alves. Por lo que podemos afirmar, con la propiedad que nos permita el fútbol, que esta liga venidera será, por lo menos, más interesante que la anterior.